lunes, 5 de septiembre de 2011

ATARDECIO MI AMOR Y AUN ES DE DIA

No soy buen conductor

de soledades.

Por eso las pisadas se me borran

sin saber hacia qué isla

puede huir un hombre muerto.

Busco ríos en la infancia,

el tiempo en que la paz

no era posible,

porque el odio

no había puesto batalla

a la sonrisa.

Traidor será mi nombre,

si es posible

tener un nombre propio

cuando espigas de palabras

nos llenan como charcos.

Traidor o ilusionado,

o bien amante de silencios.

Pues no habitan

tantas muertes en un hombre

como pueden despertar

en la cosecha,

cuando otoño y muchas piedras,

cuando gritan las ciudades

porque sueñan que los ríos

las asesinan.

No existe un mercado de vocales

para hacernos un lenguaje

a la medida de los días.

Pero están los colmillos

y los ojos.

Existe la plegaria.

Todo lo demás no tiene nombre

no forma parte

de las cosas

que nos han mirado un día

II

Traidor será mi nombre,

pero es cierto

que resulta más cercana la sonrisa

si es antigua.

Pues no acaba la paz

con estar muerto

ni son estos caminos la medida

de toda soledad.

Traidor será la voz,

la voz, que muerde

con los perros de la tarde,

y nace así otra vez

cuando florecen

los álamos perennes de la risa

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