Solo, por almenares de tristeza,
interrogante de aire y de vacío,
me visto de piedad
como la huella
de alguna primavera en el recuerdo.
Adscrito a una verdad,
a una mirada que me recorre apenas
y me enciende
para ser llanura en soledad
que fractura la voz
y enciende zarzas.
Espero un alba propia,
espero una mañana
que se deje poseer
como el agua de la sed
contra los labios.
Latigazos de sueño me recorren.
Volveré a cultivar aquellos días
que eran arroyos
y el fantasma repetido de la infancia.
Volveré a mirar desde este monte
en que ahora estoy,
en que me espero,
para ver cómo se alza la ceniza
sobre las ruinas cansadas
de mi tiempo.
Solo, por un desierto de alambre
voy pisando
los reflejos que anuncian el final de todas las palabras.
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